Luchar por y para nosotras mismas1

De una charla de Tim Jackins en la serie de talleres por la liberación negra y el desarrollo de la comunidad, durante el verano de 2004.  

Hay algunas cuestiones fundamentales a preguntarnos cuando tratamos de tener una mejor imagen de la realidad: ¿quién queremos ser?, ¿quién podemos ser para los y las demás? También tenemos algunas luchas básicas: la lucha por volver a poder usar el desahogo por completo (lo cual es vital, ya que es lo que realmente nos hace avanzar) y la lucha por lograr buenos puntos de vista a pesar de nuestras angustias. También está la batalla contra la forma en la que son practicadas las opresiones en nuestra sociedad: por alzarnos en su contra y no quedarnos calladas y callados ante ellas.

También está la lucha en la comunidad de RC, -donde nos reunimos cada cierto tiempo-  por lograr más fuerza y claridad y por ser una fuerza más unida.

Todas estas luchas dependen de que desarrollemos cada vez mejores relaciones con las demás personas. Queremos ser capaces de contar con el apoyo y la confianza mutua en cualquiera de estas batallas, indiferentemente de la lucha que cada individuo enfrente en un momento dado.

Se nos ha hecho daño de formas que a menudo nos llevan a dejar de intentar tener relaciones cercanas, así como muchas otras cosas que hemos querido. Una de las grandes maneras en las que una sociedad opresiva se mantiene en pie es diciéndole a la gente: “ninguna de las cosas que quieres importa; debes dejarlas. No son importantes, sólo lo son para ti”. Pero si escuchamos a la gente, lo que cada persona quiere no parece ser muy diferente de lo que quiere el resto. Esto no es algo de su individualidad. Es sobre la clase de vida que quieren para todo el mundo, incluidas ellas mismas.

A menos que permitamos que estas relaciones y otras cosas sean importantes, y que decidamos luchar por ellas, no podremos tomar otras luchas con entusiasmo. Todas las cosas sobre las que pensamos y que queremos conseguir han de ser lo suficientemente importantes para nosotras como para luchar por ellas en contra de nuestras angustias. Muchas de nosotras hemos hecho este extraño cambio: hemos abandonado la lucha por y para nosotras, pero lucharíamos por otra persona. Lucharíamos por causas más grandes, pero no podríamos luchar por cosas más cercanas a nosotras mismas.

Muchas batallas importantes que tenemos que luchar tienen que ver con todo el mundo, incluidas nosotras. Estas batallas no son para sacrificarnos por el beneficio de alguien. Son para hacer de la vida lo que debería de ser para todo el mundo, incluidas nosotras. Si no nos incluimos en esas batallas, si no nos atrevemos a querer una buena vida también para nosotras, nos confundiremos. Nuestro punto de vista será desviado. Tenemos que ser parte de aquello por lo que estamos luchando. Tenemos que vernos igual de importantes -suficientemente importantes como para luchar por nosotras.

En algún punto de la recuperación del proceso de desahogo tenemos que ser capaces de luchar en nuestras sesiones −y no sólo hablaro sentirnos avergonzadas, apenadas o asustadas. Tenemos que ser capaces de levantarnos en contra de lo que nos sucedió. Aunque sucedió en el pasado, podemos oponernos a ello. Es desafortunado que el mundo fuese un lugar donde esa injusticia pudo suceder y estamos tratando de construir un mundo en el cual nunca suceda de nuevo.

Tomar la posición de luchar por y para nosotras mismas nos da un mucho mejor punto de vista desde el que co-escucharnos que simplemente sentirnos como si hubiésemos sido escogidas y perseguidas, como que somos insignificantes o impotentes y que somos víctimas de las angustias de alguien, sin que haya nada que podamos hacer ante ello. Podemos empezar a trabajar en una angustia desde esta perspectiva, porque es lo que se ha quedado grabado, pero si permanecemos ahí, esto nos limita y nos deja con sentimientos de desesperanza, a la vez que nos confunde sobre nuestra capacidad presente.

Podemos decidir en el momento presente, a pesar de todo lo que nos hicieron antes, que tenemos que tomar nuestras propias decisiones sobre lo que queremos que suceda. Y tenemos que luchar por tales decisiones.

Lo que sucedió en el pasado es simplemente el modo en que sucedió. No hay manera de cambiarlo. Es sobre todo lo que ocurre en el presente que podemos decidir y elegir. Es nuestra opción. Éstas son nuestras mentes. Nadie, aparte de nosotras y nosotros, tiene el poder de determinar lo que decidan. Quizá tengamos que deshogar mucho para conseguir la claridad suficiente como para tomar las decisiones que queremos, pero podemos hacerlo.

Podemos apenarnos y llorar por lo que sucedió, pero no podemos cambiarlo. Podemos decir que no debió de haber sucedido de esa manera, pero en cierto sentido así tuvo que ser, porque así es como fueron las cosas, y ése era el lugar en el que estaba la gente. Podemos echar la culpa a nuestros antepasados por lo mal que actuaron y lo que nos hicieron, y todas esas cosas, pero hicieron todo lo que se les ocurrió -y probablemente más. Y nos trajeron aquí ¿Qué más se suponía que tenían que hacer?

Nuestros antepasados nos trajeron aquí, y ahora tenemos la oportunidad de enfrentar nuestras batallas con las angustias y de avanzar tanto nosotras como el mundo hacia adelante. Traernos aquí fue una de las cosas más importantes que pudieron hacer. Ahora tenemos nuestras propias opciones y posibilidades −muchas más de las que ellas y ellos tuvieron, porque hemos progresado. Ahora sabemos cómo volver a tener nuestras mentes abiertas de nuevo después de haber sido dañadas. Podemos volver al estado en que podemos pensar y mirar las cosas y elegir de otra manera.

Y así, en un sentido muy real, lo que importa es lo que ocurra a partir de ahora. Lo sucedido sucedió. Tenemos que apenarnos por las partes dolorosas, tenemos que trabajar sobre los residuos que llevamos como angustias, y tenemos que ayudar a otras personas a hacer lo mismo, pero cualquier cosa que pasó en el pasado −tanto si sucedió en la última semana,  años atrás en tu familia o hace 200 años en cualquier otro sitio− no cambia el hecho de que tenemos nuestras propias mentes. A pesar de las angustias que tenemos, podemos pensar lo que queremos pensar. Las angustias no nos imposibilitan pensar. Hacen que sea confuso. Lo nublan. A veces lo convierten en una lucha. Pero nunca nos quitan la capacidad de pensar. Cuanto más desahogamos angustias, más fácil es, pero la capacidad siempre está ahí. Las angustias no nos hacen tontos en realidad. Nos pueden hacer sentir tontos y confundirnos lo suficiente como para actuar torpemente, pero nuestras mentes todavía permanecen ahí intactas.

Entonces, aquí estamos ahora −y tenemos a todas estas personas aliadas y a nuestras mentes. ¿Qué es lo que no podemos hacer? Va a llevar algo de trabajo conseguir la suficiente claridad para establecer nuestros propios puntos de vista y dejar de ser continuamente arrastradas por las restimulaciones de la sociedad para sentirnos insignificantes e impotentes. La sociedad se auto-mantiene por la fuerza −si alguien se mueve lo suficientemente fuerte como para cambiar las injusticias de la misma, tienen una fuerza para dominar la situación. Pero la mayor parte del tiempo no es la fuerza lo que nos frena, sino la capacidad de la sociedad para reestimularnos de modo que no podamos recordar que podemos hacer cosas que originan cambios. A la mayoría de nosotras se nos puede hacer fácilmente sentir como si estuviésemos solas e impotentes, como si a nadie más le importásemos. Casi todos los periódicos están dedicados a mantener estos sentimientos restimulados cada día.

Pero sí que tenemos esta capacidad de cambiar las cosas y luchar por y para nosotras mismas y nuestras mentes. Sería útil encontrar esta capacidad y practicarla en sesiones. Como participantes, podemos simplemente tomar la posición de que lucharemos por y para nosotras mismas, sin importar más. ¡Nada de retirarnos de esta lucha!

No importa en qué asunto luches por ti. Escoge cualquier tema. Tienes miles. Elige cualquiera de ellos. Toma cualquiera que hayas dejado por imposible y decide que no vas a rendirte de nuevo. Puede ser sobre tu trabajo, sobre tus amigos, sobre tu vecindario, sobre el gobierno, sobre los periódicos, sobre la televisión. Puede ser que no seas capaz de cambiarlo todo rápidamente, pero nunca tienes que creer que las cosas injustas o irracionales son correctas o incambiables.

Para luchar por ti misma contra tus angustias en una sesión, necesitas una escucha que no tenga miedo de una participante que trate de ser enérgica y vigorosa. Necesitas no dejarte llevar por la dramatización de patrones de ira. Esto no es el desahogo de la ira. No hay nada malo en luchar por y para una misma (aunque a veces pueda ser útil en una sesión intentar ser mala si no puedes ni imaginarlo). Luchar por y para una misma no es luchar en contra de nadie; no es colocarte en oposición a alguien. Puede ser en oposición a los patrones de alguien o contra las angustias de la sociedad. A la mayoría, defendernos a nosotras mismas de las injusticias nos permite desahogar pena o miedo.

Un lugar en el que empezar para muchas y muchos es simplemente decidir que somos algo por lo que merece la pena luchar y que cuando se cruce en nuestros caminos el próximo insulto o injusticia que se suponga que debemos aceptar en silencio (ser ignorada/o, trabajos extras no pagados, pérdida de seguridad social, alguien que se olvide de incluirnos en sus planes), sólo diremos en sesión “no”. Es probable que miles de estas cosas nos pasaran durante los dos últimos meses, pero estamos muy acostumbradas a permitir que sucedan y sentirnos insensibles e impotentes ante ellas. Así que encuentra a alguien y haced 6 minutos de sesión cada: ¿sobre qué lucharías por y para ti misma? (Mini sesión).

Creo que necesitamos hacer un poco más en esta dirección, porque no he oído muchas voces firmes durante las mini-sesiones. Puedes sentir lo difícil que es pensar realmente en luchar por y para una misma. Los patrones empiezan a emitir: “esto no es suficientemente importante,  éste no es el momento de esforzarme. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo, no puedo hacerlo. De todas las maneras, perderé de nuevo”.

¿Pero cuándo será el momento de luchar por y para ti misma? ¿Deberías esperar? Una sociedad opresiva depende de que no luches por y para ti misma. Cuenta con que aceptes más y más maltrato, pobreza e inconsciencia sin oponerte a ellas. Así es como la sociedad opresiva se mantiene. Necesitas aprender cómo hacer que esto no suceda. En particular, necesitas aprender a luchar por y para ti misma. Hay miles de buenos asuntos: personales, sobre tu familia, sobre tu grupo, sobre tu vecindario, sobre el mundo. No hay falta de cuestiones. Es importante que seas capaz de actuar en contra. Un buen lugar para empezar es luchar por  y para ti misma.

Present Time No. 138. Enero de 2005. Páginas 3 y 4.
Traducido por Oscar Argumosa Sainz y Emilen Castro Oteo.
Cantabria y País Vasco, Marzo 2005


1 Con el fin de simplificar el texto, en la traducción se usará en ciertas ocasiones el género femenino en referencia a persona, de modo que se integre ambos géneros.


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