Luchar por nosotras y nosotros

De una charla de Tim Jackins en el Taller para Líderes de la Costa Oeste de Norte América, en enero del 2007

Debemos enfrentar el hecho de que una sociedad opresiva oprime a las personas. Las enseña a que no luchen: ni por sí mismas ni por casi nada. Si bien una sociedad opresiva es ciega y rígida en su manera de instalar tal opresión, no trata a todo el mundo de la misma forma, por lo que surgen diversos patrones. La mayoría de quienes estamos aquí tenemos patrones que nos hacen estar quietos y quietas, como encogiéndonos y metiéndonos un poco hacia dentro. No podemos luchar por nosotras y nosotros; no podemos luchar en muchos asuntos o lugares, pero sin duda que tenemos dificultades para luchar por nosotros y nosotras. Quizá podamos luchar por otra persona, por una gran causa o por nuestros hijos y nuestras hijas. Pero se nos hace difícil imaginar que lucharemos por nosotras y nosotros, que opondremos resistencia para defendernos, que desearemos arriesgar todo, sólo por quiénes somos.

Una idea fundamental es, creo, que tú vales esa lucha. Vale la pena luchar por ti. Tú vales esa lucha. No tiene que ver con lo que has hecho ni lo que sabes, ni tiene que ver con tus relaciones o con lo que harás. Todas esas cosas son importantes y valiosas, pero olvídate de ellas por el momento. Vale la pena que luches por ti, simplemente por el modo en que eres –porque tienes un conjunto único de atributos humanos. Vale la pena luchar por ti sencillamente por la maravillosa complejidad que eres. Eso vale una gran batalla. No se requiere nada más.

Ya conoces esto en los bebés que acaban de nacer. Sabes que no han hecho nada y no lo esperabas de ellas y ellos, así que es perfecto así. Es probable que no tengas raras expectativas puestas ya en ellos y ellas. Existen y es todo lo que tú quieres que hagan: quieres que existan y lucharás porque lo hagan, independientemente de lo que esto te requiera. ¿Por qué no es eso cierto en tu caso? Tomándote a ti ahora, tal y como eres –olvida todo lo que hayas hecho, todas esas cosas que han sido buenas-, sólo tú: ¿por qué no es eso suficiente? Creo que lo debe ser. No puedes siempre y de manera fácil llegar a pensar de esta manera, pero creo que debe ser suficiente. Tu existencia es suficiente. No hay necesidad de grandes justificaciones, promesas de futuro o cualquiera de esas cosas. Eres como esa persona que acaba de llegar. Esa complejidad, esa inteligencia -¿algo mejor que eso por lo que luchar? Él o ella eres tú. Exactamente así es como eres. Te preocupas, sientes confusión o tristeza, te sientes sola o solo, y todas esas otras cosas amontonadas a tu alrededor que te confunden, pero todo eso puede desahogarse.

Vas a tener que aprender a luchar por ti –sin más justificación. No la busques. Simplemente lucha por ti porque sí. Porque piensas lo suficientemente bien como para poder hacerlo. Porque tienes una mente que puede luchar por sí misma. ¿Qué crees que podrá hacer tu mente si es capaz de hacer eso? ¿Crees que fue un error? Tienes esta capacidad, pero aún no la usas de manera constante. “Quizá algún día, en alguna situación especial, pero no ahora”. Bien, ahora es quizá el mejor momento. Debes decidir que te mereces luchar, que tú vales esa lucha.

Hay beneficios al hacerlo, más allá de cualquier beneficio individual. Ser capaz de implicarnos en la lucha por nuestras mentes nos fortalecerá en todo lo demás que queramos perseguir. Mientras luchamos en cualquier otro lugar, solemos sentirnos confusas y confusos acerca de nuestro verdadero poder y valor. Sentimos confusión porque nos vencieron y aceptamos la derrota. De hecho, sufrimos derrotas y perdemos batallas: perdemos muchas batallas. Pero podemos desahogar las angustias que vienen con ellas y entonces salir a buscar más batallas y seguir intentando que todo progrese.

Pero nada progresa a menos que nosotros y nosotras progresemos con ello –a menos que nuestras mentes avancen. Si no podemos luchar por nosotras y nosotros, se hace cada vez más difícil mantener la batalla en cualquier otro lugar. Así que hagamos una mini sesión de seis minutos en cada turno en la que pensemos en el lugar en que podamos luchar por nosotros y nosotras o en la posibilidad de hacerlo.

Traducción: Emilen Castro Oteo. País Vasco, octubre 2007.


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